




Reducida a su forma más simple, una composición musical consiste en una melodía y su acompañamiento. Una melodía consiste en una sucesión de sonidos con organización tonal y rítmica. La base de todas las melodías es la escala musical. El acompañamiento de una melodía musical es una serie de acordes. Un acorde consiste en un conjunto de sonidos de diferente frecuencia, tocados simultáneamente. La armonía es el factor que se refiere a los acordes y su fundamento es la consonancia: cuando se tocan dos o más sonidos simultáneamente y el resultado es placentero al oído, el resultado es la consonancia y en caso contrario la disonancia.
Los orígenes de la música medieval se confunden con los últimos desarrollos de la música del periodo tardorromano. La evolución de las formas musicales apegadas al culto se resolvió a finales del siglo VI en el llamado canto gregoriano. La música monódica profana comenzó con las llamadas canciones de goliardos (ss. XI y XII) y alcanzó su máxima expresión con la música de los menestrelli, juglares, trovadores y troveros, junto a los minnesinger alemanes. Con la aparición en el siglo XIII de la escuela de Notre Dame de París, la polifonía alcanzó un alto grado de sistematización y experimentó una gran transformación en el siglo XIV con el llamado Ars Nova, que constituyó la base de la que se sirvió el humanismo para el proceso que culminó en la música del Renacimiento.
Desde los tiempos más antiguos, en China la música era tenida en máxima consideración. Todas las dinastías le dedican un apartado especial. Aún hoy la música China está empapada de la tradición secular, legendaria y misteriosa de una de las filosofías más antiguas del mundo.
En el teatro chino tradicional, la música juega un papel fundamental anexo a las representaciones. Los parámetros a la hora de elegir los repertorios siempre han sido concordantes con la búsqueda de la armonía social dentro del contexto histórico de cada momento, con su estética correspondiente.
Los chinos deben haber percibido la altura relativa de los sonidos de manera empírica, sin necesidad de Fengs humanos ni mitológicos, sin arrullos de olas ni enviados al Olimpo chino. Como cosa natural debieron haber relacionado las distintas longitudes de los tubos con los distintos sonidos que en estos se obtienen. No es raro, tampoco, que les hayan aplicado la relación 3:2, dado que ésta tenía para ellos un valor simbólico. armonizar el cielo con la tierra.
En la Antigua Grecia, la música se vio influenciada por todas las civilizaciones que la rodeaban, dada su importante posición estratégica. Culturas como la mesopotámica, etrusca, egipcia o incluso las indoeuropeas fueron de importante influencia tanto en sus músicas como en sus instrumentos musicales. Los griegos daban mucha importancia al valor educativo y moral de la música por ello está muy relacionada con el poema épico. Aparecen los bardos que, acompañados de una lira, vagan de pueblo en pueblo mendigando y guardando memoria oral de la historia de Grecia y sus leyendas. Fue entonces cuando se relacionó la música estrechamente con la filosofía. Los sabios de la época resaltan el valor cultural de la música. Pitágoras la considera «una medicina para el alma», y Aristóteles la utiliza para llegar a la catarsis emocional.
Posteriormente aparece en Atenas el ditirambo, cantos dirigidos a Dionisos, acompañados de danzas y el aulos, un instrumento parecido a la flauta. Surgen asimismo dramas, tragedias y comedias de una manera combinada pero sin perder la danza, la música y la poesía.
La voz - voces femeninas - voces masculinas - las escuelas de canto - El
arte de cantar
La voz es el único instrumento musical
connatural al hombre. Su clasificación ha sido, es, y será siempre materia de
encendidas discusiones. No existen dos teóricos que estén de acuerdo ni siquiera
en lo que podría llamarse su extensión normal. En realidad, las diferentes
ordenaciones varían de una escuela a otra, y en la mayoría de las ocasiones se
tiene más en cuenta el carácter del personaje que se va a cantar que la
extensión vocal del cantante. En Francia, por ejemplo, esta es la regla
inconmovible. Además, no hay que olvidar que casi ningún compositor ha
calificado las voces en sus partituras, limitándose únicamente a señalar su
esencia: soprano, tenor, contralto, etc. Sólo hay una clasificación válida e
indiscutible: la que divide a las voces según su género en dos grandes grupos:
femeninas y masculinas. Partiendo de un criterio tan sencillo, intentaremos
ordenarlas.